La tendencia que sólo las mujeres libres y cómodas con su cuerpo están dispuestas a usar: pezones marcados

La protesta femenina caracterizada en los años 60 por la famosa “Quema de sujetador”, que incluso fue satirizada en algún momento por Marge Simpson en un capítulo que narra sus años de juventud, es hoy un arraigo cultural que conjuga política, movimiento social, confort anatómico y revoluciones de la moda; algo que no es completamente cierto. En la mencionada década algunos emblemas culturales bien arraigados en la mujer se convirtieron en blancos y medios perfectos para el activismo feminista; revistas de moda, maquillaje y prendas específicas se hicieron así el vehículo ideal para su misma destrucción.

Cuando Germaine Greer, en 1968, dictó que “el sujetador es una invención absurda” como una sentencia definitiva para la generación de aquel entonces, le siguieron varias protestas que tomaron esta afirmación entre los puntos centrales para sus discursos y performances de lucha. Durante la celebración de Miss America ese año, en el malecón de Atlantic City, New Jersey, mujeres de todas edades levantaron el puño en contra de la objetivación femenina depositando en un basurero sostenes, fajas, rulos, tacones, cosméticos y revistas; aunque intentaron prenderle fuego como un acto simbólico de liberación, las autoridades no lo permitieron y se desistió de la incineración. Sin embargo, al día siguiente el Washington Post publicó que las asistentes al mitin habían incendiado sus prendas íntimas.

Así fue como se originó uno de los mitos más importantes y vigentes en la historia de la revolución sexual y de género. Esa imagen de la mujer enojada, desafiante y extrema ha circulado en nuestras cabezas desde entonces y no hay poder que le detenga.

Quizá no en el mismo tenor político, pero a fin de cuentas con similar protesta a lo establecido, está Jennifer Aniston en sus mejores años dentro de “Friends”. Ejemplo del ímpetu y la falta de miedo a mostrar sus pezones marcados en televisión. Abriendo discusiones en torno al Free the Nipple antes de que Instagram se escandalizara por el cuerpo descubierto, dando continuidad a la despenalización anatómica que vivimos en los 70.

Justo ese pequeño pero significativo detalle que sin lugar a dudas llama la atención, es hoy una tendencia que vemos en el Street Style más radical y las personalidades más sinceras de la red. “De verdad que no veo dónde está el problema de ir sin bra. Creo que es cool y realmente no me importa. Es sexy, es cómodo y estoy contenta con mi pecho”, declara Kendall Jenner como una de las emblemáticas embajadoras de este movimiento estilístico.

Bajo esta premisa, la de libertad y la de una mujer que se acepta tal cual es, llevar una camiseta blanca, usar escotes pronunciados, convertir un suéter en blusa. Llevar una camisa de hombre e incluso portar piercings en cada pezón, se han vuelto señales no sólo de perfil contestatario, sino de goce íntimo y compartido de la sensualidad innata. Muestra perfecta es que desde hace algunos años existen firmas que venden pezones adhesivos para tu bra y que hoy adquieren relevancia absoluta dando solución a esta tendencia sin tener que soportar fríos o excitaciones innecesarias.

En el terreno de la alta costura y las pasarelas ésta no es noticia nueva ni motivo de asombro, pero en las calles de la ciudad parece que es nuestro siguiente momento para un look casual; de hecho, podría ser el paso necesario para aceptar al cuerpo tal y como es, dar solución a miembros de la comunidad trans y ayudar a sobrevivientes del cáncer de mama. Este pezón no expuesto pero nada tímido, es la respuesta a un fin estético que podemos rastrear desde Pauline Bonaparte (hermana de Napoleón), Jane Birkin, Angelina Jolie, Kate Moss y Gigi Hadid, y que probablemente sea visto como mera frivolidad, aunque sus alcances sean más profundos que lo que logramos vislumbrar.

¿Mostrar el cuerpo femenino? No. Exaltarlo. Arrastrarlo al límite de la representación con tal de defenderlo a toda costa, dejando atrás cualquier complejo o pavor. Es así como se auguran los días por venir en que el push-up ha muerto y el bralette se hace opcional; en que cada día confiamos más en evidenciar lo que nos hace humanos sin vergüenzas de por medio.